Por: Lic. Amalie Ablin*, Licenciada en Ciencia Pol&iacute;tica (Universidad del Salvador, Buenos Aires). Postgrado Programa de Capacitaci&oacute;n Ejecutiva en Agronegocios (Universidad de San Andr&eacute;s, Buenos Aires) /&nbsp;Fotos: Banco de im&aacute;genes De acuerdo a las &uacute;ltimas proyecciones de las Naciones Unidas, la poblaci&oacute;n mundial alcanzar&iacute;a a 8.500 millones de habitantes hacia 2030, con el consecuente aumento en la demanda de prote&iacute;nas para su alimentaci&oacute;n. En este sentido, un informe de &ldquo;Bloomberg Intelligence&rdquo; estima que hacia entonces el mercado de alimentos para consumo humano de origen vegetal podr&iacute;a llegar a representar hasta 7,7% del mercado mundial de prote&iacute;nas, con un valor superior a U$S162.000 millones, frente a los U$S29.400 millones que registr&oacute; en 2020. En dicho contexto, muchas grandes empresas ya han reconocido que el &ldquo;flexitarianismo&rdquo; -definici&oacute;n asociada a nuevos criterios alimentarios adoptados por determinados segmentos de la sociedad- se est&aacute; generalizando, justificando dichas previsiones. En efecto, el t&eacute;rmino &quot;flexitariano&quot; surge de una combinaci&oacute;n entre &quot;flexible&quot; y &quot;vegetariano&quot;, apuntando al surgimiento de un estilo de dieta menos estricta que las que caracterizan a &ldquo;vegetarianos&rdquo; y &ldquo;veganos&rdquo;, la cual no excluye totalmente la ingesta de carnes o productos derivados de origen animal como los l&aacute;cteos, huevos, etc., promoviendo la inclusi&oacute;n en la nutrici&oacute;n de una mayor cantidad de vegetales, frutas, granos integrales y prote&iacute;nas de origen vegetal.&nbsp; As&iacute;, se estima por ejemplo que aquellos que aplican criterios &ldquo;flexitarianos&rdquo; en su alimentaci&oacute;n ya superan al 26% de los consumidores en grandes centros urbanos de Argentina, Brasil y Uruguay, de acuerdo con una encuesta encargada por el Instituto Interamericano de Cooperaci&oacute;n para la Agricultura en los 3 pa&iacute;ses citados, difundida en 2022. Al respecto, el estudio mencionado fue desarrollado en 7 grandes ciudades de los pa&iacute;ses involucrados (Buenos Aires, Rosario, C&oacute;rdoba, San Pablo, R&iacute;o de Janeiro, Salvador y Montevideo) concluyendo que Argentina (37%) y Uruguay (35%) registran m&aacute;s consumidores flexitarianos que Brasil (17%), aunque comprueba que habr&iacute;a m&aacute;s brasile&ntilde;os dispuestos a probar alternativas sustitutivas de las carnes. No obstante, se verific&oacute; que las personas mayores de 40 a&ntilde;os resultan menos proclives a abandonar el consumo de carnes por productos de origen vegetal, frente a las generaciones m&aacute;s j&oacute;venes dispuestas a ampliar su exploraci&oacute;n de alimentos basados en producciones cultivadas. En lo que concierne a otras regiones del mundo puede se&ntilde;alarse que la sociedad australiana concentra la mayor proporci&oacute;n de &ldquo;flexitarianos&rdquo; entre sus consumidores, afirmando m&aacute;s del 45% de los encuestados que restringen la ingesta de productos de origen animal, seguidos de cerca por los mercados del Reino Unido y los Estados Unidos. <p style="text-align:center"> Por su parte, una encuesta realizada durante 2022 a solicitud de Beneo -empresa con localizaci&oacute;n en diversos pa&iacute;ses, donde ofrece ingredientes funcionales de origen vegetal para alimentos, piensos y productos farmac&eacute;uticos que ayudan a mejorar las propiedades nutricionales de una amplia variedad de productos- destaca que uno de cada 4 consumidores a nivel mundial se define como &ldquo;flexitariano&rdquo;, con lo que dicha categor&iacute;a tender&iacute;a a convertirse en el grupo objetivo m&aacute;s importante entre los consumidores alimenticios para los procesadores de productos vegetales. As&iacute;, por ejemplo, en Argentina el Instituto Nacional de Tecnolog&iacute;a Agropecuaria (INTA) avanza con una empresa del sector privado en el desarrollo de un producto que directamente combina carnes con prote&iacute;nas de legumbres (&ldquo;blend&rdquo;), persiguiendo su amplia aceptaci&oacute;n por el p&uacute;blico, contribuyendo as&iacute; a la reducci&oacute;n del consumo de carnes por quienes lo deseen, sin que ello implique una renuncia total a dicho alimento. En este sentido, entre los productos dirigidos al segmento &ldquo;flexitariano&rdquo;, cuya demanda avanza progresivamente, se destacan: Sustitutos a base de plantas, cuyas prote&iacute;nas vegetales aparecen como alternativas primarias para reemplazar las fuentes prote&iacute;nicas de origen animal, que junto a la incorporaci&oacute;n de novedosos tratamientos tecnol&oacute;gicos tales como el texturizado o la impresi&oacute;n 3D permiten obtener alimentos con propiedades y caracter&iacute;sticas organol&eacute;pticas similares a las de origen animal. Siendo estos productos los m&aacute;s usuales en el mercado, al presente puede citarse como ejemplo que la empresa argentina &ldquo;Foodtech Vegan Nature&rdquo; prev&eacute; ampliar sus instalaciones productivas as&iacute; como incorporar nuevas tecnolog&iacute;as de investigaci&oacute;n y desarrollo en la expectativa de expandirse a mercados regionales e internacionales. 2)&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp; Agricultura celular: t&eacute;cnica que permite la generaci&oacute;n de tejidos animales a partir del cultivo y desarrollo de c&eacute;lulas originarias, cuyo objetivo es permitir la generaci&oacute;n de productos c&aacute;rnicos iguales a los reales sin la necesidad de recurrir al sacrificio de ejemplares animales. En esta materia la empresa &ldquo;Granja Celular&rdquo; produce en la Argentina carne de laboratorio, aprovechando la tradici&oacute;n ganadera local. 3) Insectos: si bien en Argentina no existe una cultura de consumo de tales especies, esta pr&aacute;ctica resulta habitual en numerosos pa&iacute;ses. Los mismos poseen niveles proteicos elevados, contribuyendo a demandas nutricionales de un segmento creciente de consumidores, en particular en los pa&iacute;ses altamente desarrollados. Puede observarse que en Argentina el Instituto Nacional de Tecnolog&iacute;a Industrial (INTA) trabaja en la b&uacute;squeda de fuentes de prote&iacute;nas alternativas, habiendo avanzado en investigar la obtenci&oacute;n de polvo de una especie de grillo nativo, evaluando su aplicaci&oacute;n como ingrediente en productos alimenticios. 4) Hongos: no puede desconocerse que la microflora, hongos, bacterias y levaduras presentan un potencial para transformar la forma en que se procesan los alimentos, m&aacute;s all&aacute; que hasta el presente se ha dependido en gran medida de las especies animales para la obtenci&oacute;n de prote&iacute;nas. En este campo, el fondo Kamay -creado por Coca-Cola y la empresa argentina Arcor- ha concretado una inversi&oacute;n en la empresa local &ldquo;Kernel Mycofoods&rdquo;, que produce&nbsp; prote&iacute;nas a base de un hongo fermentado sobre la base de una cepa ya aprobada para el consumo por las autoridades sanitarias de Estados Unidos y Europa. De esta forma, la empresa puede cultivar su micoprote&iacute;na -luego incorporada a un gran n&uacute;mero de productos alimenticios- en espacios territoriales m&aacute;s peque&ntilde;os que la carne vacuna, y con menos consumo de agua. A esta altura del an&aacute;lisis cabe recordar que la naturaleza del consumo alimenticio de los seres humanos va cambiando con el tiempo, ya sea por cuestiones de salubridad, una nueva actitud con respecto a los animales que deben ser sacrificados para satisfacer las necesidades de los individuos, renovada preocupaci&oacute;n respecto al cuidado del medio ambiente, o simplemente modas, todos procesos que se verifican en particular en las generaciones j&oacute;venes, y en especial en los pa&iacute;ses de elevados ingresos. Como consecuencia de estas y otras tendencias, en las &uacute;ltimas d&eacute;cadas se fue observando una disminuci&oacute;n paulatina en la ingesta de carnes y la mayor incorporaci&oacute;n de vegetales y granos como sustitutos prote&iacute;nicos de las mismas. As&iacute;, en respuesta a la creciente demanda de prote&iacute;nas se est&aacute;n desarrollando mundialmente alimentos basados en prote&iacute;nas vegetales que satisfagan experiencias an&aacute;logas a las de los productos c&aacute;rnicos tradicionales. Entre estos productos se encuentran los s&iacute;miles c&aacute;rnicos o &ldquo;blends&rdquo;, seg&uacute;n el reemplazo de carne sea total o parcial. Por ello puede imaginarse que el n&uacute;mero cada vez mayor de consumidores flexitarianos resultar&aacute; a mediano plazo clave para impulsar la adopci&oacute;n de prote&iacute;nas alternativas, estimulando los cambios a nivel alimenticio que ya evidencia tanto el mercado argentino como el mundial, al avanzar en el desarrollo y progresiva integraci&oacute;n de prote&iacute;nas alternativas de origen vegetal en un mundo donde los consumidores van reduciendo activamente su ingesta de productos animales. A tal efecto, cabe prever que la industria alimentaria y sus distribuidores orienten sus esfuerzos de desarrollo de productos y comercializaci&oacute;n hacia este nuevo segmento de clientes, asegurando asimismo que sus productos resulten accesibles tanto para los requerimientos de los consumidores convencionales -al proveer alimentos que ofrezcan el mismo sabor y textura de los originales- aunque reemplazando ingredientes de origen animal por otros de fuentes alternativo. &nbsp; * Las opiniones vertidas son de exclusiva responsabilidad del autor y no comprometen a la instituci&oacute;n en la cual se desempe&ntilde;a &nbsp;