Por: Cristina Jodar Marco, AINIA (Espa&ntilde;a) Actualmente existe la necesidad de encontrar nuevas fuentes de prote&iacute;nas para dar respuesta a la creciente demanda y al incremento de la poblaci&oacute;n que la ONU estima en 1.000 millones de personas en tan s&oacute;lo doce a&ntilde;os. A la significativa demanda de alimentos que generar&aacute; este crecimiento demogr&aacute;fico, se suman las estimaciones de la Organizaci&oacute;n de las Naciones Unidas para la Alimentaci&oacute;n y la Agricultura (FAO) que se&ntilde;ala un aumento del consumo de carne de casi el 73% para el a&ntilde;o 2050. Para poder dar respuesta a esta demanda es necesario asegurar la sostenibilidad en la producci&oacute;n de este recurso, mediante procesos m&aacute;s eficientes y el uso de nuevas fuentes proteicas que garanticen un sistema alimentario justo, saludable y respetuoso con el medio ambiente. En l&iacute;nea con las prioridades del Pacto Verde Europeo y de las directrices recogidas en la Agenda 2030. Para conocer el grado de conocimiento que tienen los consumidores acerca de la carne cultivada, en AINIA hemos realizado un estudio que se ha presentado en el marco del proyecto Smartmeat, impulsado por la Conselleria d&rsquo;Innovaci&oacute;, Universitats, Ci&eacute;ncia i Societat Digital en el que adem&aacute;s, hemos conocido c&oacute;mo afectan aspectos como el bienestar animal o la sostenibilidad, su grado de aceptaci&oacute;n hacia este producto as&iacute; como las palancas y barreras a su compra y consumo, entre otros factores. Consumo de prote&iacute;nas La mayor&iacute;a de las personas que han participado en el estudio consumen, de manera habitual, prote&iacute;nas de origen animal (95%). El 5% que no las consume de manera habitual, es mayoritariamente, por bienestar animal, siendo una mayor proporci&oacute;n de mujeres que de hombres no consumidores y, en cuanto a grupos de edad, son especialmente personas de la Generaci&oacute;n Z. En relaci&oacute;n con la oferta de productos alternativos a las prote&iacute;nas de origen animal, una mayor proporci&oacute;n de hombres que de mujeres consideran que existen en el mercado suficientes productos que son alternativas a las prote&iacute;nas de origen animal. Sobre los h&aacute;bitos de consumo de productos con prote&iacute;nas de origen animal, el 63% de las personas que consumen habitualmente este tipo de productos ha mantenido su consumo frente al 34%, 1 de cada 3, que asegura haber disminuido el consumo de productos con prote&iacute;nas de origen animal durante los 2 &uacute;ltimos a&ntilde;os. La Generaci&oacute;n millenial y los reducetarianos son los consumidores que m&aacute;s han reducido su consumo. El 23% de la muestra consume prote&iacute;na vegetal de manera habitual y del 77% que no lo hace, una tercera parte, s&iacute; que lo hace de forma ocasional. Para el resto de las personas encuestadas el principal motivo por el que no consumen prote&iacute;na de origen vegetal es, mayoritariamente, porque prefieren la prote&iacute;na animal o porque no les gusta el sabor de estos productos, entre otros aspectos. En relaci&oacute;n con los h&aacute;bitos de consumo en los &uacute;ltimos dos a&ntilde;os, el 64% de la muestra ha aumentado su consumo de productos con prote&iacute;nas de origen vegetal; el principal motivo es porque los consideran saludables. Las mujeres y los reducetarianos son dos de los grupos de consumidores que m&aacute;s han aumentado el consumo de prote&iacute;na vegetal. El 53% considera que en los pr&oacute;ximos a&ntilde;os aumentar&aacute; su consumo de prote&iacute;na vegetal. Sin embargo, el 33% cree que existe poca oferta de productos alternativos a las prote&iacute;nas de origen vegetal frente al 39% que considera esta oferta suficiente. El 33% consumen alimentos enriquecidos con prote&iacute;nas de manera habitual, los principales motivos son por la pr&aacute;ctica deportiva o por cambios que han introducido en la alimentaci&oacute;n. El principal motivo de las personas que han participado en el estudio y no consumen alimentos enriquecidos con prote&iacute;nas de manera habitual es porque no los consideran necesarios, entre otros aspectos. El 66% de las personas encuestadas piensa que en los pr&oacute;ximos dos a&ntilde;os su consumo de alimentos enriquecidos con prote&iacute;nas ser&aacute; igual que en la actualidad. En cuanto a la proyecci&oacute;n de consumo de prote&iacute;nas, seg&uacute;n la percepci&oacute;n de las personas encuestadas, la prote&iacute;na animal ver&aacute; reducido su consumo en mayor proporci&oacute;n que la prote&iacute;na vegetal y los alimentos enriquecidos con prote&iacute;nas en los dos pr&oacute;ximos a&ntilde;os. De hecho, 47% asegura haber aumentado el consumo de alimentos enriquecidos con prote&iacute;nas en el mismo per&iacute;odo. Percepci&oacute;n de la carne cultivada <p style="text-align: center;"> El 46% de las personas encuestadas han o&iacute;do hablar de la carne cultivada. Existe una mayor proporci&oacute;n de consumidores de las generaciones Z y Millenial, que de las generaciones de edad X y Baby boomer. Los consumidores habituales de alternativas vegetales a la carne, o que mantienen un tipo de alimentaci&oacute;n reducetariana, flexitariana, vegetariana o vegana, han o&iacute;do hablar m&aacute;s de carne cultivada que los consumidores omn&iacute;voros. Tambi&eacute;n existe una mayor proporci&oacute;n de consumidores que cuidan su alimentaci&oacute;n, y que se mantienen informados en materia de alimentaci&oacute;n, que han o&iacute;do hablar de la carne cultivada Una vez conocen lo que es la carne cultivada, el 63% tiene intenci&oacute;n de probarla y el 46% la comprar&iacute;a, siendo la Generaci&oacute;n Z la que muestra mayor intenci&oacute;n de compra que el resto de generaciones. Los consumidores que cuidan su alimentaci&oacute;n y les gusta ir de compras, tienen mayor intenci&oacute;n de compra que el resto. La mayor&iacute;a de las personas encuestadas que indican que consumir&iacute;an carne cultivada complementar&iacute;a el consumo de carne cultivada con carne tradicional o con alternativas vegetales. Los principales impulsores a la compra de carne cultivada son: bienestar animal, respeto por el medioambiente, curiosidad por probarla o mayor sostenibilidad, entre otros aspectos. Y los principales frenos ser&iacute;an: un posible precio elevado, falta de informaci&oacute;n o desconfianza.