El cuerpo humano sintetiza en muy baja proporci&oacute;n &aacute;cidos grasos poliinsaturados omega-3 de cadena larga, por lo que deben obtenerse a trav&eacute;s de la alimentaci&oacute;n, en especial, a partir del consumo de productos de mar como peces o algas. As&iacute; lo asegura la Organizaci&oacute;n de las Naciones Unidas para la Alimentaci&oacute;n y la Agricultura (FAO, por sus siglas en ingl&eacute;s). Adem&aacute;s, numerosas investigaciones cient&iacute;ficas reconocen sus beneficios para la salud y recomiendan una ingesta diaria de entre 200 y 250 miligramos. Con este dato como referencia, un equipo de investigaci&oacute;n del Instituto Tecnolog&iacute;a de Alimentos (ITA) del INTA trabaj&oacute; para aportar una alternativa para la incorporaci&oacute;n en la dieta diaria de los consumidores del bioactivo. &ldquo;Desarrollamos en el laboratorio el primer yogur funcional que, en un solo vaso, contiene aproximadamente un 50 % de la dosis recomendada de Omega-3&rdquo;, detall&oacute; Mariana Nanni -investigadora del INTA-. Seg&uacute;n especific&oacute;, &ldquo;el yogur es un alimento que constituye una de las matrices alimentarias m&aacute;s convenientes para vehiculizar compuestos bioactivos, adem&aacute;s de ser de gran aceptaci&oacute;n por consumidores de todas las edades&rdquo;. Los alimentos funcionales son herramientas valiosas para aportar nutrientes y compuestos bioactivos de inter&eacute;s, pero su producci&oacute;n constituye un desaf&iacute;o tecnol&oacute;gico en la adici&oacute;n de estos compuestos. Es que, en algunos casos, esa incorporaci&oacute;n puede cambiar su estabilidad, sabor, color y textura, lo que genera el rechazo de los consumidores. Para lograrlo, el equipo de investigaci&oacute;n del &Aacute;rea de Bioqu&iacute;mica y Nutrici&oacute;n, del Instituto Tecnolog&iacute;a de Alimentos (ITA) de INTA Castelar desarrollaron un yogur con cantidades funcionales de Omega-3 (entre 100 y 500 mg/200 ml de yogur). Para vehiculizarlo, aplicaron la tecnolog&iacute;a de nanoencapsulaci&oacute;n de aceite marino que permiti&oacute; mantener las caracter&iacute;sticas sensoriales, la estabilidad oxidativa y la calidad funcional del yogur hasta el final de la vida &uacute;til, de 28 d&iacute;as, a escala laboratorio. &Aacute;cidos grasos, tan naturales como necesarios En todo el mundo se registra un incremento de las exigencias de los consumidores que buscan alimentos de calidad, con aportes nutricionales. Incluso, buscan productos innovadores que cuenten con caracter&iacute;sticas diferenciales, f&aacute;ciles de preparar y/o m&aacute;s agradables desde el punto de vista del sabor, aroma y textura. En esta b&uacute;squeda, los alimentos funcionales tienen gran protagonismo, en especial si aportan nutrientes fundamentales, pero poco disponibles, como el Omega-3. Los Omega-3, especialmente EPA (&aacute;cido eicosapentaenoico) y DHA (&aacute;cido docosahexaenoico), son &aacute;cidos grasos naturales con amplios beneficios para la salud cardiovascular, acci&oacute;n antinflamatoria, el desarrollo cerebral y ocular. Sin embargo, la mayor&iacute;a de las personas no consumen cantidades suficientes de pescados grasos, aceite de pescado o algas que proporcionen la dosis recomendada diaria de Omega-3. &ldquo;El yogur funcional desarrollado en nuestro laboratorio podr&iacute;a brindar una alternativa factible para mitigar la deficiencia de &aacute;cido graso Omega-3, en la dieta, dado que el yogur es un alimento f&aacute;cil de adquirir y con amplia aceptabilidad en el mercado de productos l&aacute;cteos extendido a nivel mundial&rdquo;, subray&oacute; Gabriela D&iacute;az -investigadora del INTA-. El logro permitir&aacute; a mediano plazo, la posibilidad de avanzar en el escalado del prototipo a escala precomercial y el trabajo en colaboraci&oacute;n con empresas para el desarrollo industrial, mediante convenio. <p style="text-align: center;"> El logro, paso a paso El desarrollo se plante&oacute; para un yogur funcional con dosis preventivas de Omega-3 de origen marino y para obtenerlo se efectuaron elaboraciones de yogur, en condiciones controladas. Para dicha elaboraci&oacute;n, se utiliz&oacute; a escala laboratorio, leche parcialmente descremada ultrapasteurizada (2 % grasa total), fermentos comerciales Streptococcus thermophilus y Lactobacillus delbrueckii subsp. bulgaricus y Omega-3 marino (EPA+DHA grado alimenticio) para la formulaci&oacute;n de las nano c&aacute;psulas. Las formulaciones de yogur se desarrollaron para contener una concentraci&oacute;n final del Omega -3 libre o nanoencapsulado entre 100 y 500 mg/200 ml de yogur y sus controles respectivos. Luego del proceso fermentativo del yogur, se tomaron muestras a los 0, 7, 14, y 28 d&iacute;as, las cuales fueron almacenadas a 4&deg;C. Se realizaron an&aacute;lisis de: pH, sin&eacute;resis (reorganizaci&oacute;n de la red del gel del yogur que resulta en la separaci&oacute;n de suero de leche). Adem&aacute;s, se realizaron an&aacute;lisis microbiol&oacute;gicos (cultivo en placas) y moleculares (RT-PCR) para determinar la concentraci&oacute;n y viabilidad de los microorganismos probi&oacute;ticos (S. thermophilus y L. delbrueckii). Por otra parte, mediante detecci&oacute;n y cuantificaci&oacute;n anal&iacute;tica se determin&oacute; el perfil de &aacute;cidos grasos mediante cromatograf&iacute;a gaseosa (CG) y con ello la presencia y cantidad del Omega-3 incorporado mediante nanotecnolog&iacute;a. Los resultados indicaron que las propiedades tecnol&oacute;gicas del yogur durante la producci&oacute;n y almacenamiento no se vieron afectados por ning&uacute;n tratamiento de adici&oacute;n de aceite. En esta misma l&iacute;nea, la presencia, cantidad y viabilidad de los microorganismos S. thermophilus y L. delbrueckii, evaluados tanto por m&eacute;todos de cultivo en placa como moleculares (RT-PCR), se mantuvo en las diferentes formulaciones y hasta el final de la vida &uacute;til del yogur (28 d&iacute;as a 4&ordm;C). Los resultados indicaron que el yogur constituye una matriz apta para ser utilizada como veh&iacute;culo para incorporar &aacute;cidos grasos Omega-3 nanoencapsulado. Del logro participaron los investigadores Juan Pega, Carolina P&eacute;rez, Vanina Ambrosi, Trinidad Soteras y Silvina Guidi, quienes coinciden en que &ldquo;el INTA trabaja en la generaci&oacute;n de conocimiento que pueda ser apropiado por el sistema productivo y, de este modo, mediante el consumo del yogur con las cantidades recomendadas de los compuestos bioactivos se podr&aacute; aportar, a aquellos que lo deseen consumir, para prevenir las diversas enfermedades no transmisibles&rdquo;.