La primera cerveza de la que se tiene evidencia fue producida en China hace m&aacute;s de 7 mil a&ntilde;os, seg&uacute;n lo que surge del estudio de jarras de cer&aacute;mica que fueron halladas cerca del r&iacute;o Amarillo, y que eran utilizadas por las poblaciones de entonces para elaborar y fermentar la bebida. Fabricada por distintos pueblos de la antigua Mesopotamia, la cerveza lleg&oacute; a Egipto de la mano de los sumerios, y all&iacute; fue usada como ofrenda mortuoria, medio de pago o alimento &ndash;su consistencia era m&aacute;s s&oacute;lida de la que se conoce actualmente&ndash; tanto por las clases m&aacute;s altas de la sociedad, es decir faraones, funcionarios del gobierno o nobles, como por campesinos, artesanos o esclavos. La larga y rica historia de esta bebida gener&oacute; el inter&eacute;s de la empresa de cerveza artesanal Baum, de Mar del Plata, que se lanz&oacute; a la aventura de recrear los viejos sabores de la cerveza en una tirada denominada &ldquo;Esp&iacute;ritu milenario&rdquo;. Para hacerlas lo m&aacute;s fielmente emparentadas con las versiones que consum&iacute;an las sociedades antiguas, requirieron los servicios de un grupo de investigaci&oacute;n del CONICET especializado en arqueolog&iacute;a. De esa sinergia, plasmada en un convenio de asistencia t&eacute;cnica, surgieron las dos primeras versiones, una cerveza egipcia y otra guaran&iacute;, y ya se encuentra en proceso la tercera variedad: una cerveza de arroz que emula a aquella que se consum&iacute;a hace m&aacute;s de 7 mil a&ntilde;os en China. Investigador del CONICET en la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata (FCNyM, UNLP), Mariano Bonomo fue el encargado de aportar la evidencia documental y arqueol&oacute;gica sobre la historia de la cerveza, a partir de los registros hist&oacute;ricos sobre los egipcios, la interacci&oacute;n con especialistas en la tem&aacute;tica de la UNLP y las colecciones que existen en el Museo de La Plata (MLP, UNLP) y los datos de sus propias investigaciones relacionadas con la cuenca del Plata, donde habitaron los guaran&iacute;es. &ldquo;La propuesta me result&oacute; muy interesante, porque es una manera de llevar el conocimiento cient&iacute;fico a otros espacios y a un p&uacute;blico que quiz&aacute;s no es el que va siempre a los museos o se interesa por la arqueolog&iacute;a&rdquo;, comenta el experto, y agrega: &ldquo;La primera inquietud de la empresa era hacer la cerveza egipcia. Les propuse apuntar tambi&eacute;n a algo m&aacute;s sudamericano, por lo interesante que era por ejemplo el caso de las poblaciones guaran&iacute;es, cuyos primeros registros se remontan hasta hace m&aacute;s de 2 mil a&ntilde;os y que tuvieron una gran expansi&oacute;n demogr&aacute;fica a trav&eacute;s de los r&iacute;os de la cuenca del Plata y la costa atl&aacute;ntica de Brasil a lo largo de 1.500 a&ntilde;os, incluso tiempo despu&eacute;s de la invasi&oacute;n espa&ntilde;ola&rdquo;. <p style="text-align: center;"> En ambos casos, la idea fue utilizar los mismos ingredientes con los que contaban aquellas sociedades: en la versi&oacute;n egipcia se usaron d&aacute;tiles, miel, trigo espelta y sarraceno, pan y jengibre; en la guaran&iacute;, malta de ma&iacute;z, malta de ma&iacute;z caramelo, mandioca, algarroba, miel y anan&aacute;, para acelerar el proceso de fermentaci&oacute;n. &ldquo;Son ingredientes poco usuales para la elaboraci&oacute;n de cerveza actual, pero frecuentemente utilizados por los egipcios que llegaron a tener trece estilos distintos&rdquo;, comentan desde la empresa. &ldquo;Toda esa informaci&oacute;n surge de distintos documentos. En Egipto se han recuperado viejas recetas que constan en jerogl&iacute;ficos o incluso en inscripciones de tumbas. Para la variedad guaran&iacute;, nos basamos en la informaci&oacute;n etnohist&oacute;rica y la que arroja nuestro an&aacute;lisis de restos microbot&aacute;nicos de las tinajas (kambuchi) que utilizaban para fermentar el producto, y de los vasos comunitarios, o&nbsp;kambuchi kaguava, que usaban para beber. Realizamos estudios sobre esas tinajas que permitieron identificar almidones arqueol&oacute;gicos de ma&iacute;z, es decir restos de esta planta, a la que fermentaban en esos recipientes luego de su cocci&oacute;n. Tambi&eacute;n se hallaron en ellas marcas en los bordes internos, que quedaron como huella del proceso de fermentaci&oacute;n. Es un tipo de evidencia indirecta concreta que se complementa con lo que surge de las cr&oacute;nicas&rdquo;. Gracias a la primera tirada de la cerveza egipcia, denominada &ldquo;Ocultas pasiones&rdquo; &ndash;que sali&oacute; al mercado en 2022&ndash; y seg&uacute;n lo acordado en el convenio, la empresa le don&oacute; a la Divisi&oacute;n Arqueolog&iacute;a del museo local parte del equipamiento necesario para complementar un proyecto de digitalizaci&oacute;n de las numerosas y valiosas colecciones de ese espacio, que es principalmente financiado por el CONICET, la Fundaci&oacute;n Bunge y Born y la Fundaci&oacute;n Williams. &ldquo;Aqu&iacute; contamos con un enorme acervo patrimonial, que consiste no solo en piezas arqueol&oacute;gicas sino tambi&eacute;n en documentaci&oacute;n como fotos de expediciones y libretas de campo de investigadores e investigadoras a lo largo de varias d&eacute;cadas. Ahora seguimos en proceso de sistematizar, fotografiar y subir todo a un sitio&nbsp;on line, en el que generamos un repositorio digital de acceso abierto &ndash;Culturalis&ndash; que busca por un lado reducir la manipulaci&oacute;n de las colecciones y facilitar el acceso a distancia y, por otro, contribuir a democratizar un poco m&aacute;s el conocimiento, haci&eacute;ndolo circular p&uacute;blicamente. La idea es que ese material, adem&aacute;s de ser usado por colegas del campo cient&iacute;fico, pueda servir para la consulta de estudiantes, docentes, escuelas y la sociedad en general&rdquo;, concluye Bonomo.