Con el prop&oacute;sito de contribuir a optimizar el rendimiento y la calidad de distintos cultivos de granos de climas templados que se desarrollan en las principales zonas agr&iacute;colas de la Argentina, un equipo de especialistas del CONICET y de la Universidad de Buenos Aires estudia las bases de los mecanismos fisiol&oacute;gicos de adaptabilidad de estos cultivos a diferentes ambientes y busca determinar las formas de manejo convenientes a cada situaci&oacute;n en el marco de un contexto de cambio ambiental. &ldquo;Nosotros trabajamos sobre una amplia gana de cultivos de inter&eacute;s agron&oacute;mico, como trigo (Triticum aestivum), cebada (Hordeum vulgare), trigo sarraceno (Fagopyrum esculentum), colza canola (Brassica napus), carinata (Brassica carinata) y soja (Glycine max)); y para cada uno de ellos nos planteamos objetivos espec&iacute;ficos, vinculados siempre a c&oacute;mo mejorar su rendimiento y calidad en diferentes contextos y condiciones. Siempre nos enfocamos en preguntas que a&uacute;n no est&aacute;n resueltas o que tienen respuestas contradictorias en la literatura existente&rdquo;, explica Daniel Miralles, l&iacute;der del equipo, investigador del CONICET en el Instituto de Investigaciones Fisiol&oacute;gicas y Ecol&oacute;gicas Vinculadas a la Agricultura (IFEVA, CONICET-UBA) y director del Grupo de Investigaci&oacute;n en Cultivos Templados de la Facultad de Agronom&iacute;a de la UBA. <p style="text-align: center;"> En muchas ocasiones, estos interrogantes surgen de la propia din&aacute;mica del trabajo cient&iacute;fico, pero en otras pueden ser acercados al equipo por empresas u otros agentes del agro. &ldquo;Pero para que nos ocupemos de estas preguntas, a nosotros tambi&eacute;n nos tiene que interesar responderlas&rdquo;, asegura Miralles. Al respecto, el equipo ha llevado y lleva adelante convenios de vinculaci&oacute;n tecnol&oacute;gica con empresas productoras de semillas, como Nuseed, Don Mario Semillas, Syngenta-Nidera, Spraytec, Chacra Servicios y DSV y tiene nexos con compa&ntilde;&iacute;as del sector cervecero, interesadas en mejorar la calidad de la malta que se produce a partir de la cebada que se cultiva en Argentina, como Boortmalt, Malteria y Cervecer&iacute;a Quilmes. El grupo tambi&eacute;n se ha vinculado con organizaciones no gubernamentales (ONGs), que involucran agricultores y asesores de agricultores, como la Asociaci&oacute;n Argentina de Consorcios Regionales de Experimentaci&oacute;n Agr&iacute;cola (AACREA) y la Asociaci&oacute;n Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid). Aunque todas sus l&iacute;neas de investigaci&oacute;n tienen una pata experimental a campo, y apuntan, mediata o inmediatamente, a dar respuesta a problemas pr&aacute;cticos, no por ello descuidan la importancia de entender los aspectos moleculares y gen&oacute;micos de la eco-fisiolog&iacute;a vegetal. Para esta tarea, generalmente se asocian con grupos especializados en gen&oacute;mica de Argentina y del mundo. En este sentido, actualmente, tienen colaboraciones con un grupo del INTA Marcos Ju&aacute;rez dirigido por el investigador del CONICET Leonardo Vanzetti, as&iacute; como con un laboratorio de la Universidad de Davis, California, Estados Unidos. &ldquo;En conjunto con estos grupos, nosotros abordamos preguntas y soluciones a nivel molecular. Nuestra idea es poder recorrer el camino que va desde el experimento con cultivos a campo, a nivel macro, hasta a nivel g&eacute;nico o al&eacute;lico. Hoy, el camino para avanzar en el conocimiento cient&iacute;fico es multidisciplinario: para tener las llaves de los distintos mecanismos eco-fisiol&oacute;gicos es necesario poder &lsquo;subir&rsquo; y &lsquo;bajar&rsquo; de nivel&rdquo;, afirma Miralles. &ldquo;Incluso para hacer estudios sobre la calidad de los diferentes cultivos, tenemos convenio con centros de referencia como la C&aacute;mara arbitral de Cereales de Bah&iacute;a Blanca y la Universidad de Rosario, con quienes trabajamos en conjunto&rdquo;, agrega Miguel Macmaney, estudiante de doctorado e integrante del equipo de estudio. Para la realizaci&oacute;n de los estudios en campo, cuentan con un campo experimental en la Facultad de Agronom&iacute;a, pero tambi&eacute;n desarrollan experimentos en localidades bonaerenses, como Balcarce, Chivilcoy, Pergamino y Baradero. Desarrollo de softwares para reducir la incertidumbre En el marco de su tarea como investigadores, Miralles y su equipo desarrollan productos que faciliten a los productores agr&iacute;colas tomar mejores decisiones, as&iacute; como reducir la incertidumbre de las decisiones que se toman. En este sentido, desarrollaron una l&iacute;nea de softwares llamados CRONOS, que permite al usuario, a trav&eacute;s de una plataforma sencilla e intuitiva, simular el ciclo completo de una variedad comercial de un cultivo (disponible en el Cono Sur) antes de sembrarla en una determinada localidad de la Argentina, en una fecha espec&iacute;fica del a&ntilde;o. Esto posibilita a los productores anticipar cu&aacute;ndo ocurrir&aacute; cada uno de los eventos fenol&oacute;gicos o estadios ontog&eacute;nicos del cultivo, como la floraci&oacute;n, la madurez y la emergencia, y en funci&oacute;n de ello planificar el momento de la siembra en cada regi&oacute;n. Los CRONOS permiten tambi&eacute;n conocer los riesgos de heladas en cada localidad, as&iacute; como el estadio h&iacute;drico -es decir, la cantidad de agua disponible en el suelo- para cada uno de los estadios ontog&eacute;nicos del cultivo. &ldquo;Toda esta l&iacute;nea de softwares est&aacute; basada en experimentaciones b&aacute;sicas y aplicadas&rdquo;, explica Miralles. La serie CRONOS ya cuentan con modelos para soja, trigo, cebada, trigo sarraceno, y canola y funcionan tambi&eacute;n para localidades Uruguay y Paraguay y Chile, y actualmente se est&aacute;n desarrollando Espa&ntilde;a. Esta l&iacute;nea de softwares cuenta ya con cerca de 70 mil usuarios. El equipo dirigido por Miralles, ha lanzado recientemente un nuevo software, denominado CRONOGEN, en el que basta con introducir la combinaci&oacute;n g&eacute;nica de una variedad, para poder predecir c&oacute;mo se va a comportar un cultivo a lo largo del ciclo. &ldquo;Eso es un avance enorme, porque los breeders que trabajan en el cultivo de trigo podr&iacute;an evitar o reducir el n&uacute;mero de parcelas para evaluar duraci&oacute;n del ciclo del cultivo. Ya con solo tener la informaci&oacute;n gen&oacute;mica de los materiales usados como parentales va a ser suficiente, algo que hoy ya no resulta costoso&rdquo;, se&ntilde;ala Miralles Un tercer software que est&aacute; desarrollando el grupo permitir&aacute; predecir los contenidos de prote&iacute;na en granos de cebada de acuerdo a la oferta nutricional de nitr&oacute;geno en el suelo al momento de la siembra. Los cultivos de trigo y cebada frente condiciones ambientales cambiantes <p style="text-align: center;"> En el caso del trigo, los cient&iacute;ficos del Grupo del Grupo de Cultivos Templados trabajan en entender el v&iacute;nculo rendimiento, calidad y ambiente. El objetivo es conocer la posibilidad de diferentes variedades para adaptarse a contextos y condiciones ambientales diferentes y cambiantes. &ldquo;Nos interesa indagar, por ejemplo, la posibilidad de las distintas variedades de trigo de adaptarse al aumento de las temperaturas que ocurre de forma consistente en los &uacute;ltimos a&ntilde;os. Esto es, nos interesa entender el impacto de estos cambios, tanto t&eacute;rmicos como de luminosidad, sobre la productividad y la calidad de los granos, pero tambi&eacute;n, poder determinar si determinados manejos pueden mejorar la adaptabilidad a estas nuevas condiciones&rdquo;, indica Miralles. De acuerdo con Miralles, lo que est&aacute; ocurriendo en todo el cono sur es que las temperaturas m&iacute;nimas, durante la noche, son m&aacute;s altas que lo que sol&iacute;an ser. &ldquo;Las temperaturas m&aacute;ximas si bien se han incrementado, tambi&eacute;n lo han hecho las temperaturas m&iacute;nimas, y entonces la media tambi&eacute;n resulta m&aacute;s alta&rdquo;, se&ntilde;ala. A partir de esta situaci&oacute;n, el equipo desarrollo experimentos para ver qu&eacute; ocurre cu&aacute;ndo se calientan los cultivos de trigo durante la noche. &ldquo;Se trata de una l&iacute;nea de trabajo novedosa en Argentina y en el mundo para probar qu&eacute; ocurre con cultivos de invierno cuando se les simula lo que va a pasar a nivel t&eacute;rmico en los pr&oacute;ximos 40 o 50 a&ntilde;os&rdquo;, indica el investigador. Adem&aacute;s de trigo, esta l&iacute;nea de trabajo la desarrollan sobre cebada, cuya producci&oacute;n en Argentina se dedica fundamentalmente a la manufacturaci&oacute;n de malta cervecera. El investigador explica que lo cultivos invernales, como el trigo y la cebada, necesitan temperaturas bajas, y si las noches de invierno son m&aacute;s c&aacute;lidas, es posible que se alter&eacute; toda la fisiolog&iacute;a del cultivo. Esto implica la necesidad tanto de buscar nuevas formas de manejo, como de entender qu&eacute; es lo que ocurre a nivel molecular con las diferentes variantes de los cultivos para ver si existen posibles mecanismos de adaptabilidad a las nuevas condiciones. &ldquo;El aumento de las temperaturas puede acelerar el ciclo de los cultivos y adelantar el momento de la cosecha. Frente a esta situaci&oacute;n podemos modificar variables de manejo como las fechas de siembra, las densidades o los genotipos, para tratar de sostener la productividad y la calidad de los granos&rdquo;, se&ntilde;ala Miralles. En cuanto a los mecanismos de funcionamiento, lo que buscan, por ejemplo, es c&oacute;mo los genes de requerimiento de horas de frio (vernalizaci&oacute;n) responden a los cambios t&eacute;rmicos y c&oacute;mo impactan sobre el rendimiento y la calidad &ldquo;En este sentido, me parece importante destacar que, as&iacute; como desde la zona de cultivo nos movemos hacia lo que ocurre a nivel gen&oacute;mico o molecular, es decir, hacia &lsquo;abajo, tambi&eacute;n nos movemos hacia &lsquo;arriba&rsquo; para analizar la variabilidad clim&aacute;tica, no solo en t&eacute;rminos de temperatura sino ante la ocurrencia de eventos extremos, como pueden ser anegamientos debido a exceso de precipitaciones&rdquo;, indica Gabriela Abeledo, investigadora del CONICET en el IFEVA y parte del equipo. En trigo y en cebada, adem&aacute;s de estudiar los efectos de los cambios en las condiciones ambientales, el grupo lleva adelante estudios sobre c&oacute;mo hacer m&aacute;s eficiente el uso de los nutrientes, especialmente del nitr&oacute;geno, para obtener una mayor cantidad de prote&iacute;na en los granos y, consecuentemente, mayor calidad. Esta l&iacute;nea de trabajo es liderada por Gabriela Abeledo, investigadora del CONICET en el IFEVA. Aunque su campo de investigaci&oacute;n es la ciencia aplicada, tambi&eacute;n han realizado publicaciones en ciencia b&aacute;sica que ha permitido explicar procesos funcionales de los cultivos &ldquo;Hemos publicado, por ejemplo, trabajos novedosos vinculados a la din&aacute;mica de flores en los cultivos de trigo y cebada desde los a&ntilde;os 2000 en adelante. Nuestro trabajo no solo ha tenido repercusi&oacute;n a nivel de transferencia, como en el caso de los CRONOS, sino por investigaciones sobre la fisiolog&iacute;a m&aacute;s b&aacute;sica de los cultivos&rdquo;, se&ntilde;ala Miralles. Bioestimulantes y micronutrientes para los cultivos de soja La soja es la principal oleaginosa sembrada en la Argentina y una de las principales fuentes de divisas para el pa&iacute;s. Sus semillas se procesan con el objetivo de obtener subproductos, como aceites, harinas, y un ingrediente b&aacute;sico para la producci&oacute;n de alimentos balanceados de consumo animal. Anualmente, se siembran en Argentina alrededor de 16 millones de hect&aacute;reas de soja y se producen aproximadamente unos 50 millones de toneladas de granos. Actualmente el equipo dirigido por Miralles realiza ensayos en campos experimentales de soja para probar el funcionamiento de distintos biofertilizantes y micronutrientes en el marco de un convenio con la empresa Spraytec. &ldquo;Cada vez m&aacute;s, en el mundo, aumenta la demanda por reducir el uso de fertilizantes inorg&aacute;nicos e ir hacia la bioestimulaci&oacute;n. En este sentido, nosotros estudiamos como estos bioestimulantes y micronutrientes afectan la calidad y el rendimiento de la soja. Las bacterias promotoras del rendimiento vegetal, llamadas rizobacterias por su capacidad de hacer simbiosis con las ra&iacute;ces de la planta, pueden, por ejemplo, capturar el nitr&oacute;geno presente el suelo o disolver el fosforo para que la planta lo pueda absorber con mayor facilidad&rdquo;. En algunos casos, las bacterias promotoras del crecimiento son combinadas con la administraci&oacute;n de fitohormonas (tomadas de la misma planta) por v&iacute;a foliar, mediante aspersi&oacute;n. Una vez concluido el ciclo, los investigadores eval&uacute;an qu&eacute; alternativas fueron las que funcionaron mejor en relaci&oacute;n al rendimiento y calidad de los granos cultivados. Brassica carinata para aviones y trigo sarraceno para cel&iacute;acos Brassica carinata es una oleaginosa invernal cuyo cultivo creci&oacute; en Argentina durante los &uacute;ltimos a&ntilde;os. Si bien su aceite no es apto para consumo humano, sus semillas se destinan a lo producci&oacute;n de biocombustible para aviones. &ldquo;Lo que nosotros evaluamos es qu&eacute; cultivares de carinata se pueden introducir en Argentina para producir biocombustible de avi&oacute;n. Para esta tarea, tenemos un convenio con la empresa Nuseed&rdquo;, se&ntilde;ala Miralles. Respecto del manejo de otras dos oleaginosas de invierno, como la colza y la colza canola, Miralles expresa: &ldquo;El aceite de colza canola es de muy alta calidad; incluso pueden ser mejores que el aceite de oliva para el consumo humano. Nosotros tratamos de entender a campo cu&aacute;l es el mejor manejo de este cultivo de colza-canola para aumentar su productividad y la calidad del aceite&rdquo;. El trigo sarraceno es un cultivo de invierno que se usa para reemplazar al trigo en la producci&oacute;n de alimentos sin gluten, aptos para cel&iacute;acos. &ldquo;Hoy hay una sola variedad en la Argentina. &ldquo;Nosotros estamos evaluando distintas variedades, para ver c&oacute;mo se adaptan a la Argentina. Adem&aacute;s, buscamos identificar los mecanismos que determina el rendimiento y la calidad de este cultivo&rdquo;. En el marco de este trabajo, se logr&oacute; determinar cu&aacute;l es el per&iacute;odo m&aacute;s cr&iacute;tico en el que se determina el rendimiento del cultivo. Talleres y capacitaciones En el plano de la transferencia tecnol&oacute;gica, distintos miembros del equipo de investigaci&oacute;n dictan talleres y capacitaciones para colegas y otros profesionales, que trabajan en empresas y ONGs, en los que se vuelvan conocimientos sobre los cultivos de climas templados generados por el propio grupo. &ldquo;Algo que me parece relevante es que cuando hacemos charlas o talleres a diferencia de otros oradores, la informaci&oacute;n que damos fue producida dentro del propio grupo y publicada en revistas cient&iacute;ficas indexadas con referato internacional&rdquo;. Hay una premisa tacita de que todo aquello que se brida como un paquete tecnol&oacute;gico, como pueden ser los CRONOS, o un taller para productores, se basa en datos propios que fueron evaluados por un referato internacional&rdquo;, concluye Abeledo.