<p dir="ltr">Escrito por:&nbsp; Eugenia Bonanno, Bromat&oacute;loga&nbsp; <p dir="ltr">&nbsp; <p dir="ltr">Durante d&eacute;cadas, la industria alimentaria ha debatido entre dos aparentes enemigos : el sabor y la salud. A menudo, los alimentos m&aacute;s sabrosos contienen ingredientes poco recomendables, mientras que las opciones saludables tienden a perder atractivo sensorial. Uno de los grandes protagonistas de este dilema han sido los aceites vegetales refinados, muy usados en dietas modernas y asociados, en exceso, a desequilibrios metab&oacute;licos. <p dir="ltr">Pero algo est&aacute; cambiando. Gracias a la tecnolog&iacute;a de alimentos, hoy se est&aacute;n desarrollando grasas de nueva generaci&oacute;n que prometen transformar la forma en que cocinamos, comemos y cuidamos nuestra salud. &iquest;Por qu&eacute; repensar el uso de aceites vegetales? <p dir="ltr">La revoluci&oacute;n industrial trajo consigo la masificaci&oacute;n del aceite vegetal refinado. Por su bajo costo, alta disponibilidad y funcionalidad en cocina, se convirti&oacute; en un ingrediente principal en productos horneados, frituras y ultraprocesados. Sin embargo, su consumo excesivo especialmente en formas ultraprocesadas como el aceite de soja o de ma&iacute;z refinado, ha sido vinculado a alteraciones del perfil lip&iacute;dico, inflamaci&oacute;n cr&oacute;nica y un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares. <p dir="ltr">La clave est&aacute; en su perfil rico en &aacute;cidos grasos omega-6, que, si bien necesarios, pueden desbalancear el equilibrio con los omega-3, generando respuestas proinflamatorias. Adem&aacute;s, al calentarse, muchos aceites vegetales se oxidan con facilidad, generando compuestos nocivos. <p dir="ltr">Frente a esto, la comunidad cient&iacute;fica y tecnol&oacute;gica ha levantado una bandera: necesitamos reformular. Y no solo por salud, sino tambi&eacute;n por sostenibilidad y sabor. Grasas estructuradas: ingenier&iacute;a del sabor y la salud <p dir="ltr">Las grasas estructuradas no son nuevas, pero s&iacute; lo son sus avances recientes. Estas se dise&ntilde;an combinando diferentes &aacute;cidos grasos en proporciones espec&iacute;ficas para mejorar propiedades como la textura, el punto de fusi&oacute;n y la estabilidad. La tecnolog&iacute;a permite imitar el comportamiento de grasas s&oacute;lidas (como la margarina o la grasa de palma) sin recurrir a ellas. <p dir="ltr">Por ejemplo, se est&aacute;n utilizando oleogeles&nbsp; (estructuras tridimensionales que solidifican aceites l&iacute;quidos), hechos con ceras naturales o prote&iacute;nas vegetales. Estos pueden aplicarse en productos de panader&iacute;a, snacks y margarinas, reduciendo el contenido total de grasa saturada sin comprometer el sabor ni la funcionalidad culinaria. <p dir="ltr">En pruebas sensoriales, estas grasas ofrecen cremosidad, cuerpo y retenci&oacute;n de sabor de forma comparable a grasas animales o tropicales. Y lo m&aacute;s interesante: pueden enriquecer los alimentos con omega-3 o antioxidantes, convirti&eacute;ndose no solo en un ingrediente neutro, sino en un aliado de la salud. L&iacute;pidos cultivados: carne sin animal, grasa sin granja <p dir="ltr">Siguiendo los pasos de la carne cultivada, hoy es posible tambi&eacute;n cultivar grasa. Empresas de biotecnolog&iacute;a como Cubiq Foods o Mission Barns est&aacute;n desarrollando l&iacute;pidos cultivados a partir de c&eacute;lulas madre animales. En entornos controlados, logran crear grasas sin necesidad de criar ni sacrificar animales, lo que reduce radicalmente el impacto ambiental y &eacute;tico. <p dir="ltr">Estos l&iacute;pidos ofrecen una estructura natural, sabor aut&eacute;ntico y funcionalidad culinaria ideal para productos plant-based, sin tener que depender de aceites refinados. Pero su uso no se limita a sustitutos c&aacute;rnicos: tambi&eacute;n pueden incorporarse en snacks, postres y productos horneados. <p dir="ltr">El gran reto es la escalabilidad. A&uacute;n en fase inicial, se espera que el costo de producci&oacute;n disminuya dr&aacute;sticamente en los pr&oacute;ximos a&ntilde;os, permitiendo una adopci&oacute;n comercial m&aacute;s amplia. Microalgas: los nuevos superh&eacute;roes lip&iacute;dicos <p dir="ltr">Si hablamos de eficiencia y perfil nutricional, las microalgas son protagonistas. Son la fuente original de omega-3 que luego se transfiere a peces y mariscos. Entonces, &iquest;por qu&eacute; no ir directamente a la fuente? <p dir="ltr">Empresas como Corbion y Allmicroalgae ya producen aceites derivados de microalgas ricos en DHA y EPA, pero sin los contaminantes comunes en peces ni el impacto ambiental de la pesca. Adem&aacute;s, pueden cultivarse en biorreactores con muy poca agua y sin ocupar tierras agr&iacute;colas. <p dir="ltr">Estos aceites tienen un sabor neutro o personalizable y se utilizan tanto en alimentos funcionales como en suplementos. Tambi&eacute;n son aptos para uso culinario y se integran bien en emulsiones, aderezos y productos de panader&iacute;a saludable. <p dir="ltr">Impacto cardiometab&oacute;lico de estas grasas <p dir="ltr">La gran promesa de estas tecnolog&iacute;as no es solo funcional, sino terap&eacute;utica. Reformular productos con grasas estructuradas o aceites de microalgas puede ayudar a mejorar marcadores como el colesterol LDL, los triglic&eacute;ridos y la resistencia a la insulina. <p dir="ltr">Estudios en humanos muestran que dietas enriquecidas con omega-3 de microalgas o que sustituyen grasas saturadas por l&iacute;pidos cultivados, pueden reducir la inflamaci&oacute;n sist&eacute;mica, mejorar la sensibilidad a la insulina y optimizar el perfil lip&iacute;dico. <p dir="ltr">El potencial para la salud p&uacute;blica es enorme: podr&iacute;amos reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares a nivel poblacional sin cambiar h&aacute;bitos radicales, simplemente cambiando los ingredientes base. <p dir="ltr">&iquest;Sacrificamos el sabor? Spoiler: no <p dir="ltr">Uno de los mayores temores de los consumidores es que lo saludable sepa peor. Pero los avances en encapsulaci&oacute;n de l&iacute;pidos, emulsionantes naturales y modelado sensorial han permitido mantener (e incluso potenciar) el sabor de productos reformulados. <p dir="ltr">Catas a ciegas realizadas con margarinas con oleogeles, yogures con microalgas y snacks horneados con l&iacute;pidos cultivados han mostrado resultados favorables en comparaci&oacute;n con sus contrapartes tradicionales. <p dir="ltr">Adem&aacute;s, muchas marcas est&aacute;n incorporando estos ingredientes sin modificar su perfil sensorial, simplemente mejorando su etiqueta nutricional. As&iacute;, el consumidor final disfruta como siempre, pero con beneficios invisibles pero reales. Conclusi&oacute;n <p dir="ltr">El futuro de la alimentaci&oacute;n ya est&aacute; en marcha, y viene en forma de grasas del futuro. Con opciones como l&iacute;pidos cultivados, aceites de microalgas y grasas estructuradas, es posible pensar en un sistema alimentario donde comer rico no sea sin&oacute;nimo de comer mal. <p dir="ltr">Reformular las grasas es mucho m&aacute;s que una tendencia: es una revoluci&oacute;n silenciosa que puede mejorar millones de vidas. La pr&oacute;xima vez que disfrutes una galleta, un yogurt o un snack saludable, es posible que est&eacute;s saboreando el futuro&hellip; y ni lo notes.