Nestlé lanzó en Centroamérica un concepto que es pura innovación con impacto real: queso envasado en su propio residuo. Se trata de lo que han llamado "Self-Packing Cheese". Han transformado el suero lácteo, que normalmente tiene bajo nivel de aprovechamiento, pese a tener propiedades similares al plástico, y transformarlo en envases biodegradables, que además se degradan en 300 días frente a los 900 años que tarda el plástico. Lo interesante no es solo el "qué", sino el "cómo": No han buscado un sustituto externo, sino que han convertido un subproducto residual en parte de la solución. No se trata de una acción puntual, sino del comienzo de una nueva lógica de diseño circular aplicada desde el origen del producto. No necesita una narrativa compleja. “Queso envasado en queso” lo explica todo en cinco palabras. Es relevante porque plantea una nueva opción para el packaging alimentario, donde el residuo deja de ser un problema a gestionar y se convierte en recurso estratégico. Con esta iniciativa Nestlé parece querer apostar de forma real por la regeneración a través de la innovación. Por: Marta Rodríguez Ruiz