Por: Cristina Jodar Marco, AINIA El entorno VUCA (Volatibilidad; Incertidumbre; Complejidad y Ambigüedad) en el que vivimos, se ha implantado en el sector empresarial desde hace años y cada vez son menos las empresas que no reaccionan y se adaptan a los cambios que surgen de forma más frecuente y rápida. Si a este entorno, añadimos la crítica situación vivida con la pandemia a causa del COVID 19 y el conflicto bélico iniciado en 2022, nos enfrentamos ante un 2023 con una perspectiva un tanto compleja que supone un reto para todos los sectores. El consumidor ha cambiado su comportamiento debido a la inflación, por tanto, la contención en el gasto repercutirá en los resultados del sector de gran consumo, se observa un mayor gasto en la cesta de la compra, pero esta se encuentra menos llena; por tanto, la capacidad de las empresas en reinventarse adaptándose a los cambios se vuelve una característica esencial en la que la creatividad y la innovación juegan un papel fundamental. Podemos destacar dos grandes ejes: sostenibilidad y salud, de los que se desprenden diferentes tendencias: Consumo de alternativas a las proteínas de origen animal Consumo de alternativas a las proteínas de origen animal Cada vez el consumidor muestra un mayor interés en el consumo de productos plant based por diferentes motivos. Su interés por seguir un tipo de alimentación más saludable, el bienestar animal y la concienciación del impacto que tienen sus hábitos de consumo para el medioambiente ha provocado el cambio hacia hábitos más sostenibles, contribuyendo con fuentes de proteína más amigables con el medioambiente. Los consumidores piensan que estos productos cada vez están más conseguidos y como los consideran saludables, continúan dándoles nuevas oportunidades. Además, existen diferentes opciones, incorporación de proteína vegetal a un alimento o como ingrediente principal. El reto está en la aceptación por parte del consumidor de estos productos en cuanto a su sabor, textura y aspecto. Con el desarrollo de nuevos productos basados en proteínas alternativas, se consigue ampliar el surtido de opciones saludables para los consumidores. Consumo sostenible: Desperdicio alimentario cero Haciendo alusión al ODS 12 Producción y Consumo Responsable, cada vez existe una mayor concienciación por parte de las empresas y de los consumidores en priorizar un consumo sostenible. Existen compañías que desarrollan nuevas líneas de productos basadas en subproductos alimenticios que los transforman en nuevos ingredientes y/o productos otorgándoles una nueva vida. Así como la obtención de bioplásticos a partir de residuos orgánicos. Existe una buena predisposición por parte del consumidor en comprar productos elaborados a partir de alimentos que normalmente se desperdiciarían. Si bien, se cuenta con esta buena predisposición, se hace necesaria una mayor educación en hábitos alimenticios y consciencia en la compra y consumo por parte de los consumidores. Los envases también juegan un papel importante frente al desperdicio alimentario favoreciendo que, una vez abiertos, mantengan el alimento en buenas condiciones. Como por ejemplo con recubrimientos con propiedades avanzadas (sellado, barrera a gases).